En la actualidad, las Fuentes No Convencionales de Energías Renovables (FNCER) están proporcionando nuevas soluciones para la generación de energía eléctrica con un impacto menor en el medio ambiente, respecto a las fuentes tradicionales.
Sin embargo, a pesar del avance exponencial que se viene dando en los últimos años en esta materia, existen algunos retos que es necesario resolver para poder implementar masivamente las FNCER como soluciones completas e integrales a los requerimientos energéticos que tienen los diferentes usuarios de la energía eléctrica, ya sean conectados a la red o en zonas desconectadas.
Algunos de los retos actuales de las energías renovables son:
- Competitividad en precio: A pesar de que los costos de las energías renovables han ido bajando considerablemente en los últimos tiempos, la inversión sigue siendo un limitante para muchos interesados. Las fuentes de energía convencionales, tales como los derivados del petróleo (gas, carbón, etc.) o la energía hidroeléctrica, aún son más económicas, kW a kW, que las FNCER.
- Intermitencia: Las FNCER tienen como característica común, que la generación de energía no es constante en el tiempo, es decir, el recurso depende de las condiciones climáticas fluctuantes, lo cual genera desafíos en la gestión del suministro. (Ejemplo: Energía solar, eólica, mareomotriz, etc.)
- Almacenamiento: Debido a la intermitencia de las FNCER, es necesario que los sistemas estén complementados con un sistema de almacenamiento y control, que garantice un suministro de energía estable y continuo al usuario. Actualmente la opción más adoptada para el almacenamiento y gestión de la energía son las baterías electroquímicas; sin embargo, debido a los costos, el impacto ambiental, el corto ciclo de vida, entre otras cosas, es necesario encontrar nuevas alternativas de almacenamiento de energía, más económicas, sostenibles y eficientes.
- Regulación: Es necesario mantener y aumentar las políticas favorables y los incentivos, el apoyo gubernamental es fundamental para el crecimiento de las energías renovables. Las regulaciones desfavorables pueden dificultar la inversión en nuevos proyectos y limitar la adopción de la tecnología.
¿Qué lugar tiene el Aire Comprimido en todo esto?
En la actual transición energética, el almacenamiento de energía en forma de aire comprimido o “CAES”, por sus siglas en inglés (Compressed Air Energy Storage), es una alternativa que ha venido tomando importancia gracias a su eficiencia, flexibilidad y lo amigable que puede resultar con el medio ambiente, respecto a las tradicionales baterías electroquímicas.
- Almacenamiento a mediano y largo plazo
La idea, básicamente, consta de aprovechar la energía excedente durante los picos de generación (cuando el sol brilla más o el viento sopla más fuerte) para comprimir aire por medio de compresores y luego almacenar el aire comprimido en depósitos subterráneos o tanques a alta presión. Luego, en los momentos en que la demanda de energía sea mayor que la generación (cuando sea de noche o el viento no sople), utilizar el aire almacenado para generar energía eléctrica por medio de turbinas y así poder satisfacer la demanda en todo momento.
- Almacenamiento a corto plazo
Otra aplicación potencial del aire comprimido en la transición energética es como balanceador de carga. Como se explicó anteriormente, las energías renovables enfrentan el reto de ser intermitentes e inestables en escalas incluso de segundos, lo cual las hace peligrosas para los dispositivos eléctricos. La idea consiste en aprovechar la versatilidad del aire comprimido para poder compensar, segundo a segundo, las fluctuaciones energéticas garantizando un suministro constante de energía eléctrica.
Una excelente aplicación potencial para los sistemas de almacenamiento de energía en forma de aire comprimido (CAES) son las industrias manufactureras que generan su propia energía a partir de recursos renovables y que utilizan aire comprimido para su proceso productivo. En este caso, como se explicó anteriormente, se aprovecharían los picos de generación de energía para llenar los tanques de almacenamiento a presión, y así tener aire comprimido, generado con energía renovable, listo para ser usado cuando la planta así lo requiera.
Por último, es importante mencionar que el almacenamiento de energía en forma de aire comprimido puede ser una excelente opción en algunos casos, pero no en todos. Cada caso debe ser evaluado individualmente para determinar las necesidades, la infraestructura actual y si esta opción es la más idónea en términos de eficiencia, costo y necesidades de cada posible aplicación.
Podemos concluir que…
Entendiendo que la transición energética no consta solo de la generación de energías limpias, sino que esta debe ir acompañada por un sistema de almacenamiento y gestión de la energía, el aire comprimido se presenta como una opción muy prometedora gracias a su capacidad de almacenar energía y la flexibilidad para equilibrar sistemas eléctricos.
Así que, a medida que avanza la tecnología y se resuelven desafíos técnicos y económicos, el aire comprimido continuará desempeñando un papel destacado en la transición hacia un mundo más respetuoso con el medio ambiente y menos dependiente de los combustibles fósiles.